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    Descubrir que su hijo podría estar usando sustancias despierta mucha emoción. La mejor manera de averiguar lo que está pasando, y de empezar a ayudar, es empezar a hablar.

    Aprenda a tener una conversación en lugar de una confrontación.

    Preparar el escenario

    Respire hondo y prepárese para el éxito creando un espacio seguro, abierto y cómodo para hablar.

    • No inicie una conversación cuando su hijo esté intoxicado o bajo la influencia. Espera hasta que todo el mundo tenga la cabeza clara.
    • Sube a su nivel, literalmente. Si su hijo está sentado, usted también quiere estar sentado.
    • Apague los teléfonos y alegánese de otras distracciones. Evita las interrupciones mientras hablas.
    • Piense en sus objetivos para la conversación. Considere escribirlos para revisar qué tan efectiva fue la conversación más adelante.
    • Trate de dejar de lado cualquier pánico o enojo. Si estás ansioso, encuentra una manera de calmarte de antemano, como dar un paseo o hablar con un amigo para obtener apoyo emocional.

    Mantenga la calma

    Tan enojado o frustrado como se sientas, sigue recordándose a usted mismo hablar y escuchar desde un lugar de amor, apoyo y preocupación.

    • Trate de mantenerse lo más tranquilo y relajado posible a lo largo de la conversación.
    • Evite reaccionar exageradamente a lo que ya ha sucedido. En su lugar, concéntrese en lo que quiere para su hijo en el futuro.
    • Cuida tu voz. Es posible que desee gritar y gritar, pero es importante mantener la calma y evitar alejar a su hijo.
    • El lenguaje corporal cuenta. Pruebe una postura relajada y abierta y evite los gestos grandes o los brazos cruzados.
    • Escucha tanto como hables. Asegúrese de que sea un ir y venir, no una conferencia.
    • Trate de no tomar las críticas personalmente o ponerse a la defensiva. Que sea una oportunidad para seguir debatiendo.
    • Concéntrese completamente en su hijo. Trate de ver las cosas desde su punto de vista que le ayudará a simpatizar mejor.
    • Reconoce cuando no tienes la energía para ser un buen oyente y acepta reiniciar la conversación (siempre y cuando no sea grave) en un momento posterior y mejor.

    Empieza a hablar

    Has recogido tus pensamientos y te has acercado a los nervios, pero ¿cómo empiezas a hablar? Y lo que es más importante, ¿hacer que su hijo también hable?

    • Exprese cuánto le importa. Explica que la razón por la que estás hablando y haciendo preguntas es porque quieres que estén sanas, seguras y felices.
    • Hágale saber a su hijo que usted valora su honestidad y está dispuesto a escuchar sin juicio.
    • Haga preguntas abiertas. Estas son preguntas que provocan algo más que “sí” o “no”.
    • Hágales saber que está escuchando. Refleja lo que estás escuchando reformulando y pidiendo información: “¿Lo he entendido todo? – o con señales no verbales como asentir o sonreír.
    • Ofrezca empatía y compasión. Demuestre comprensión y muéstrele a su hijo que la entiende.
    • Indique claramente cualquier evidencia que haya encontrado, por ejemplo, “Sus calificaciones han bajado, y encontré latas de cerveza vacías en su automóvil”.
    • Haz muchos elogios y comentarios positivos, por ejemplo: “Me he dado cuenta de lo buen amigo y modelo que eres”. Los adolescentes y los jóvenes necesitan saber que todavía puedes ver más allá de las cosas que han hecho mal.
    • Asegura que siempre puedes contar con su apoyo y que a su hijo puede confiar en ti siempre que lo necesite.
    • La conexión física es importante. Ponga una mano en el hombro de su hijo o dé un abrazo cuando se sienta bien.
    • Escucha. A veces sólo necesitan desahogarse.
    • Tenga en cuenta que su hijo podría estar ocultando sus verdaderos sentimientos por miedo, vergüenza u otra cosa.
    • Escuche entre las palabras. Preste atención al lenguaje corporal, las expresiones faciales y la dificultad de su hijo para encontrar las palabras adecuadas para usar.
    • Agradezca a su hijo que haya hablado con usted. Aunque la conversación no haya salido exactamente como se había planeado, su agradecimiento hará que su hijo se sienta bien y le mostrará que fue importante para usted.

    Trabajar a través de barreras

    Puede ser difícil superar una negación rotunda del consumo de sustancias. Algunos jóvenes no soportan asumir la responsabilidad de su comportamiento y quieren quedar bien a toda costa.

    • Céntrese en el comportamiento y en por qué le preocupa. No hagas que parezca que piensas que su hijo es una mala persona porque ha probado sustancias.
    • Si su hijo está preocupado por enmarcar la discusión en torno a la confianza, siga insistiendo en su preocupación por su salud y seguridad.
    • Insiste en el valor de decir la verdad. Explique que la gente confía más en usted cuando es honesto.
    • Piensa en cómo podrías verificar cualquier afirmación dudosa; por ejemplo, si su hijo dice que ha pasado el día en casa de un amigo, dígale que tal vez tenga que llamar a los padres del amigo para comprobar la historia.
    • Si tienes pruebas objetivas de que su hijo miente, sácalas a relucir, pero trata de no convertirlas en un triunfo. No se trata de demostrar que te ha mentido, sino de mantener a su hijo a salvo.
    • Intenta averiguar por qué ha mentido en lugar de ir directamente a reprenderle por ello. Sigue hablando y hazle saber a tu hijo que llegarás a la verdad y que harás lo necesario para mantenerlo a salvo.
    • Considera la posibilidad de conceder la inmunidad. Algunos jóvenes quedan atrapados en una red de mentiras y no pueden salir. A veces se puede ayudar ofreciendo una oportunidad para limpiar el expediente. Permita una oportunidad de decir la verdad libre de cualquier consecuencia inmediata.
    • En el futuro, reconozca y recompense su honestidad.