La adicción es considerada una enfermedad por la mayoría de las asociaciones médicas, incluidas la Asociación Médica Estadunidense y la Sociedad Estadunidense de Medicina de las Adicciones.
Al igual que la diabetes, el cáncer y las enfermedades del corazón, la adicción es causada por varios factores, que incluyen la conducta y condiciones psicológicas, ambientales y biológicas. Los genes heredados de los padres y los abuelos también pueden ser clave. La mitad del riesgo de que una persona desarrolle un trastorno por consumo de sustancias se debe a los genes.
Si no se tratan, estos trastornos a menudo causan problemas de salud física y mental. Con el tiempo, la adicción puede volverse más grave, incapacitar y ser potencialmente mortal.
Las personas sienten placer cuando satisfacen necesidades básicas como el hambre y la sed. En general, estas sensaciones de placer son causados por la liberación de ciertas sustancias químicas en el cerebro. Estas sustancias químicas recompensan al individuo, lo que hace que repita las conductas que producen esas sensaciones (como comer y beber).
El consumo de sustancias puede hacer que el cerebro libere una gran cantidad de las sustancias químicas que provocan placer. El consumo constante de sustancias hace que estas sustancias químicas se produzcan aún en mayores cantidades, lo que provoca cambios en los sistemas de recompensa y motivación del cerebro, así como en la memoria.
A medida que una persona continúa consumiendo sustancias, el cerebro intenta volver a un estado de equilibrio reaccionando menos a esas sustancias químicas que producen placer. Como resultado, una persona puede necesitar consumir más de la sustancia solo para sentirse de la misma manera que se sentía con cantidades menores. Esto se llama tolerancia.
Las personas pueden tener fuertes deseos o impulsos de consumir la sustancia pese a los daños y peligros. Eso puede afectar sus relaciones con personas que se preocupan por su consumo. A menudo, descuidan sus obligaciones en casa, la escuela o el trabajo porque el consumo de sustancias se interpone. Además, con sustancias como la heroína, el fentanilo y otros opioides, una persona puede seguir consumiendo solo para evitar sentirse mal (lo que se conoce como experimentar síntomas de abstinencia). También pueden perder el interés en las actividades de la vida normal y en sus pasatiempos.
El cerebro tarda muchos meses en recuperarse de un trastorno por consumo de sustancias. Debido a esto, las personas con este trastorno tienen mayor riesgo de volver a consumir cuando están ante factores desencadenantes. Los factores desencadenantes pueden ser personas, lugares o cosas asociadas con el consumo de sustancias. Puede ser el lugar donde se consumió sustancias, como una habitación, un automóvil o un bar. Incluso un cajero automático puede ser un factor desencadenante si una persona lo asocia con dinero obtenido para comprar sustancias. Algunos pueden sentir el deseo de consumir sustancias al encontrarse con cierta persona, o al ver que alguien en una película o en la calle consume.
Las primeras veces que se consume una sustancia se debe en gran medida a la elección de la persona, aunque estas decisiones son influidas por la cultura y el entorno. Aunque no siempre es así. En ocasiones, el trastorno por consumo de sustancias es iniciado por el uso de medicamentos de venta con receta, principalmente medicinas contra el dolor como los opioides o benzodiazepinas como las pastillas para dormir Ambien.
Algunas personas tienen más riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de sustancias que otras. Esto se debe a ciertos factores, como:
Cuando el consumo de sustancias progresa hasta la adicción, una persona ya no elige consumir; ahora depende de las sustancias. Un signo clave de la adicción es la pérdida de control sobre el consumo de sustancias.
Una persona no elige cómo su cerebro y su cuerpo responden a las sustancias. Es por eso que algunas personas pueden controlar su consumo y otras no. Las personas con un trastorno por consumo de sustancias aún pueden reducir su consumo o abstenerse, solo que les cuesta mucho más trabajo que a otras. Al igual que cualquier otra enfermedad, las personas necesitan tratamiento y atención basados en la evidencia médica.
Con el apoyo de familiares, amigos y compañeros para obtener ayuda y permanecer en tratamiento, quienes enfrentan un trastorno por consumo de sustancias pueden aumentar sus posibilidades de recuperación y supervivencia. Pueden llevar vidas gratificantes y satisfactorias.
Una enfermedad crónica es un padecimiento que se puede controlar, pero no curar.
La mayoría de las personas que consumen sustancias no desarrollan adicción, y muchos jóvenes tienden a reducir su consumo una vez que asumen más responsabilidades adultas. Aun así, entre el 25% y el 50% de las personas con un problema de consumo de sustancias desarrollan un trastorno crónico grave. Para ellos, la adicción es una enfermedad que requiere tratamientos intensivos y luego cuidados continuos, supervisión y apoyo familiar o de otras personas también en recuperación.
La buena noticia es que incluso el trastorno por consumo de sustancias más grave y crónico puede controlarse, generalmente con un tratamiento de largo plazo y apoyo continuo.
Algunas personas piensan que la adicción no puede ser una enfermedad porque es causada por la elección de un individuo de consumir sustancias. Aunque el consumo inicial puede ser por elección, una vez que la adicción ha cambiado el cerebro, la mayoría de los expertos creen que la persona pierde el control de su comportamiento.
La elección no determina si algo es una enfermedad. Las enfermedades del corazón, la diabetes y algunas formas de cáncer están asociadas a elecciones personales como la dieta, el ejercicio o la exposición al sol. Una enfermedad es lo que sucede en el cuerpo como resultado de esas elecciones.
Otros sostienen que la adicción no es una enfermedad porque algunas personas con adicción mejoran sin tratamiento. Las personas con un trastorno por consumo de sustancias leve pueden recuperarse sin tratamiento. Otros, aunque sufran una adicción grave dejan de beber o de consumir sustancias también sin tratamiento. Y otros más logran la recuperación asistiendo a reuniones de autoayuda sin recibir mucho tratamiento profesional o quizá ninguno. Sin embargo, las personas con la forma más grave del trastorno por consumo de sustancias necesitan por lo general un tratamiento intensivo.
En todos los casos, el tratamiento profesional y una variedad de apoyos para la recuperación deberían estar disponibles y ser accesibles para cualquier persona con un trastorno por consumo de sustancias. La adicción es una enfermedad tratable.
El objetivo final para una persona con un trastorno por consumo de sustancias puede ser dejar de consumir sustancias por completo. Mientras tanto, es importante tomar todas las medidas posibles para reducir los riesgos asociados con el consumo de sustancias.
Las estrategias para avanzar en una dirección más saludable incluyen:
Hacer esto ayuda a reducir la posibilidad de sufrir una sobredosis, disminuye la transmisión de enfermedades relacionadas con las agujas y ayuda a las personas a entender más sobre el consumo de sustancias. Lea más sobre estrategias de reducción de daños aquí.